Se aprecia que aparezca hoy en día algún juego de estos, que abundaban antaño y ya no se hacen. Hay dos historias, una protagonizada por un chico y otra por una chica. En ambas tendremos que recorrer el Japón feudal luchando contra todo ninja, samurái, fantasma, demonio o bicho que se nos ponga por delante.
El mecanismo es sencillísimo. Avanzar lateralmente (el juego es en 2D) y luchar para desbloquear caminos nuevos por los que llegar al destino final. ¿Repetitivo? Sí, pero no tedioso. Es enormemente adictivo.
A medida que derrotemos enemigos subiremos de nivel, lo que nos permitirá equiparnos con espadas más poderosas. Hay muchísimas, cada una con su ataque especial.
Los gráficos son una maravilla. Sencillos, quizá, pero muy bellos. Y la música no es menos hermosa. Un verdadero regalo para los oídos que va de maravilla con los paisajes.
Se podría decir mucho más, pero creo que lo mejor es que lo probéis vosotros mismos y descubráis hasta dónde llega este pequeño gran videojuego.
Un 7.
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