Dos años después de los sucesos ocurridos en Bloody Monday, Fujimaru Takagi se ve obligado a volver a poner sus habilidades como hacker al servicio de la policía para luchar contra otros terroristas.
Cómo ha decaído, por Dios. Es más de lo mismo, pero peor en todo.
La evolución de algunos de los personajes no se la cree ni el tato, y lo que hacen muchos otros es menos creíble aún, por no mencionar que una de las subtramas no pinta nada (todo lo de la hermana del prota sobra).
Y además, salvo un par de cosas, es bastante previsible, algo que en una serie de este tipo es imperdonable.
Si hacen la tercera parte, conmigo que no cuenten.
Un 4.
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