Comedia protagonizada por un matrimonio y su perro.
Imperdonable la mierda de título que le han puesto en español. Con lo bien que hubiera quedado Marley y yo (al menos comparado con el que tiene), traducción directa del original.
Sí, ya sé, esta peli no me pega ni con cola. Pero qué queréis que le haga, desde que vi un tráiler hace meses en el que lo único que salía era el perrito corriendo por la playa a cámara lenta con música orquestal de fondo decidí que no me la perdía.
El director parece experto en hacer películas que a primera vista no me interesan lo más mínimo, que acabo viendo y que terminan gustándome. Lo hizo con El diablo viste de Prada y lo ha repetido con esta.
Y la verdad es que ha sido una sorpresa muy grata. No esperaba gran cosa y ha resultado ser de lo más entretenida y divertida, y tiene hasta sus momentos en los que toca la fibra sensible. Se me han caído unas lagrimillas, lo reconozco.
Durante la primera mitad es graciosísima, y tiene grandísimos gags que arrancan más de una carcajada y dejan con una sonrisa casi permanente. Mención especial merece el jefe del protagonista, interpretado por Alan Arkin. En los últimos 20 o 30 minutos la película también tiene su encanto, aunque los tiros van por otro lado. ¿Y entre medias? Se hace un poco pesada. Alguien debería enseñar a los que hacen este tipo de comedias que la mejor duración posible es la hora y media. Con las ansias de acercarse a las dos, lo único que hacen es cargar a la película con un lastre innecesario.
A pesar de eso, me he divertido mucho, no puedo darle menos que...
Un 7.
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