Jackie Chan interpreta en esta película a un joven gamberro cuyo padre le obliga a entrenar kung-fu con un duro maestro para adquirir disciplina.
Empezaba muy bien, siendo bastante divertida y con escenas de acción muy logradas. Sin embargo, y sin que la calidad decaiga, el hecho de ser todo el rato lo mismo durante una hora y tres cuartos acaba cansando un poco. Las escenas por separado están muy bien, pero el conjunto está "sólo" bien. Por supuesto, los que aborrezcáis las artes marciales no os acerquéis.
Destaco la parte del entrenamiento, en la que me cansaba y me dolían las muñecas sólo de verlo.
Los combates son una pasada. No podía ser de otra manera siendo el director de la película Yuen Woo-ping, maestro coreógrafo a quien le debemos las luchas de Kill Bill, Matrix, El Reino Prohibido o Tigre y dragón, entre muchas otras.
Un 6.
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